¿Cómo se convierte un niño en lector?, ¿cómo cultivar en los niños el amor por los libros?, ¿qué hay que hacer para que no los abandone en cuanto llegue la adolescencia?…
El autor reconoce que no hay una solución milagro a todos estos interrogantes, pero que sí hay tres aspectos cruciales que pueden contribuir a ello:
- Limitar el uso de pantallas en el tiempo de ocio: la competencia de las pantallas es indiscutible. A la vez hay que huir de frases tipo ‘si lees, podrás luego jugar a la videoconsola’. Donde leer es el “purgatorio que abre las puertas al paraíso digital”, subraya el autor. En cambio, se propone que la mejor solución es explicar la verdad: que un exceso de pantallas es perjudicial para la inteligencia, el sueño, la concentración, la salud, los resultados académicos… por tanto, es necesario limitar el uso cotidiano.
- Crear un entorno familiar en el que se lea y se facilite la lectura: que los padres tengan un hábito lector, que les lean cuentos a sus hijos pequeños, que les lleven periódicamente a librerías y bibliotecas, que en casa haya libros…
- Fomentar el placer por la lectura: a través de la lectura compartida, acompañándoles sin prisa y haciendo agradable leer hasta que adquieran el hábito de la lectura personal.
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