Una de las principales novedades que ofrece el Informe del comité de expertos para la etapa infantil son los tramos de exposición de pantallas por edades. Así, los especialistas pautan tres franjas de edad con sus respectivas recomendaciones:
- De 0 a 3 años: no exponer a los niños y niñas a los dispositivos digitales.
- De 3 a 6 años: se desaconseja el uso de dispositivos digitales. Como excepción, en caso de necesidad y de forma puntual y bajo la supervisión de un adulto, se puede permitir, con el objetivo de mantener un contacto social, familiar o cuando se determine por resolución judicial.
- Además, se aconseja limitar el uso de dispositivos digitales por los adultos en presencia de los menores de 6 años.
¿Por qué es tan importante seguir estas recomendaciones de los expertos?
Los dos primeros años de vida son fundamentales, por ser el periodo de máxima plasticidad neuronal. La etapa hasta los 2 años se caracteriza por el desarrollo de la psicomotricidad gruesa, la psicomotricidad fina y el desarrollo del lenguaje. Es necesario: el juego no estructurado, la manipulación y los espacios abiertos.
El cerebro también necesita observar, copiar y experimentar de sus iguales y de sus figuras de apego. El contacto humano favorece el desarrollo del lenguaje.
El estímulo que el cerebro recibe cuando está expuesto a una pantalla, sobre todo si no está acompañado, es un estímulo empobrecido. Es una relación con una superficie plana, donde se pierden componentes como la textura, el olor, la mirada, la reacción de otras personas. Con una consecuencia grave: lo que no se usa, no se potencia. Dejar encendida la televisión de fondo también afecta negativamente.
En definitiva, si el ambiente no es adecuado en ese momento sensible de la maduración cerebral, los hitos de neurodesarrollo no se alcanzarán, o no lo harán de forma óptima. Además, se genera un coste de oportunidad: lo que se deja de hacer al estar expuesto a la pantalla. Por ejemplo, el uso temprano de pantallas se ha asociado con actividades de lectura más bajas y mayor uso de pantallas en edades posteriores.
Consecuencias de un abuso de pantallas en la etapa infantil
La exposición a pantallas en niños y niñas de esta edad (incluido el ruido de fondo) se ha relacionado con retraso del lenguaje, dificultades de comunicación y habilidades sociales, menor capacidad intelectual y dificultades de atención sostenida en la niñez.
Una práctica habitual es el uso rutinario de dispositivos para distraer o calmar, lo que puede generar una dependencia excesiva de las pantallas para la regulación de las emociones.
En los lactantes expuestos a pantallas a los 12 meses se aprecia un patrón electroencefalográfico característico (a partir de 1 hasta más de 4 horas al día, de forma gradual), asociándose en cierta medida con una disfunción del funcionamiento ejecutivo en la edad escolar. Estas funciones ejecutivas serán primordiales para la autorregulación, el aprendizaje, el rendimiento académico y la salud mental.
El uso del móvil de los padres, delante de niños pequeños
La educación en lo digital es igual que cualquier tarea educativa: el niño lo asume desde el nacimiento y aprende esencialmente a través del ejemplo de las personas adultas. Es imprescindible que la sociedad haga una reflexión profunda sobre el uso de las pantallas en la etapa adulta y si las personas adultas son un modelo adecuado para los niños, niñas y adolescentes.
En la etapa infantil se precisa de una persona cuidadora sensible que esté presente y disponible. El uso de la pantalla de la persona adulta afecta la interacción padre-hijo.
Existe una fuerte asociación entre el tiempo que los progenitores pasan frente a la pantalla y el de sus hijas e hijos, entre 12 y 36 meses. Además, el tiempo que pasan las personas adultas frente a una pantalla durante la crianza, ocasiona un coste de oportunidad. Existen estudios que demuestran que el desarrollo del lenguaje es menor, cuantas más horas pasan las madres frente a las pantallas.
La inclusión de padres, madres o personas cuidadoras durante el tiempo de exposición a pantallas de los hijos -si existe interacción como cantar o gesticular-, desempeña un importante papel. En la etapa infantil, hay 9 veces más de probabilidades de que una niña o niño abuse de las pantallas si las ve en solitario.
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