Sobrevuela hoy una profunda desconfianza sobre nuestro modo de educar. Si es realmente tan delicada la misión, y si nuestros inevitables errores pueden originar resultados tan funestos, ¿qué puede movernos a asumir semejante riesgo?
En realidad, el niño que nace lleva consigo algo valioso: la confianza absoluta en aquel a quien ha sido confiado. Cada hijo que viene al mundo busca y merece el mejor trato posible por parte de sus padres, y no por parte de otros, hipotéticamente más perfectos… Nuestros hijos nos quieren a nosotros, tal como somos.
Psicología infantil y educación, sin soluciones prefabricadas, con la intención de repensar nuestro modo de educar, con una visión siempre positiva.
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