Se trata de un texto donde se enfatiza un hecho relevante, a saber: que incluso en las familias más equilibradas y con los padres más inteligentes emocionalmente, hay dificultades, y no me refiero a dificultades puntuales, sino cotidianas, a la hora de gestionar la educación de los hijos. Pero lo importante es que hacerlo mejor cada día está en nuestras manos y en ocasiones consiste, incluso, en pequeños y hasta simples cambios de comportamiento en nuestra interacción con nuestros niños y adolescentes.

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